miércoles, 30 de diciembre de 2015

3. LA AUTOCONCIENCIA DE JESÚS


En un principio Jesús no supo absolutamente nada de su muerte inminente en la cruz las predicciones se habrían interpolado más tarde y que, cuando vio que esta muerte era inevitable, tampoco dijo nada sobre su fuerza salvífica para Israel, y menos aún para todo el mundo, y por tanto tampoco supo nada sobre ella.

Jesús dice sobre todo, que su muerte es  “rescate”  y “por todos”.
Jesús tiene exactamente el conocimiento que es necesario para su misión como Mesías de Israel y como siervo de Dios, es decir, como redentor del mundo. A saber, en primer lugar, un conocimiento de su misión como Mesías de Israel, como el que debe llevar al pueblo elegido a la conversión y a la comprensión original de la alianza con Dios y de su Ley. Esto incluye la entrega total en cada paso y la esperanza siempre viva de que este paso tendrá éxito: “El celo de tu casa me devora”.

Un conocimiento de que por él tendrá éxito al final, a pesar de todo el fracaso en la tierra, el plan de salvación de Dios: más allá del juicio que tendrá lugar en la “hora de las tinieblas”, el “día de Yahvé” llegará la gran reconciliación, de la que también habían hablado todos los profetas hasta la profecía del Siervo de Dios.
La prodigiosa misión de Jesús de reconciliar al mundo con Dios, mediante el Cordero de Dios que cargará sobre sí y quitará de un modo inimaginable los pecados del mundo, tendrá éxito a pesar de todo.

Jesús sabe lo que necesita saber ni más, ni menos para poder llevar a cabo su misión única y universal de la reconciliación del mundo.



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