Las
Bienaventuranzas
San Mateo
cita nueve
bienaventuranzas
- Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
- Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados.
- Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
- Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
- Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
- Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
- Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
- Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa…”
a)
Reino de los Cielos
Reino
de los cielos equivale a “Reino de Dios”.
Reino
significa una intervención poderosa de Dios, el cual viene al encuentro del
hombre, viene a reinar sobre la humanidad y viene al encuentro de los problemas
y de los sufrimientos humanos.
Por
consiguiente, al pedir “¡venga tu Reino”, nosotros pedimos algo que está más
allá de lo que podemos imaginar, aunque nuestros deseos de bien y de alegría
estén allí incluidos.
b)
Justicia
Se
puede describir también como una acción que vuelve a colocar cada cosa en su
sitio preciso, como la voluntad santa y perfecta de Dios
Los
que tienen hambre y sed de la justicia oran con intensidad: “¡Venga tu Reino!”,
aman a Dios hasta tal punto que sufren persecución, no se atemorizan ante
ningún obstáculo con tal que se realice la santa, perfecta y justa voluntad del
Señor.
c)
Bienaventurados
La palabra “bienaventurados” constituye una
antropología, una descripción de lo
que es el hombre realmente feliz, verdadero, auténtico.
Las bienaventuranzas son por consiguiente la proclamación del modo
de ser de los hombres evangélicos, discípulos auténticos de Jesús, hombres y
mujeres afortunados y felices.
d)
Sentido pastoral
El
salesiano, hombre de fe, aprende a leer en la historia el plan de salvación que,
día tras día, estimula y santifica la vida de los hombres, y ve su trabajo como
humilde aportación a esta obra divina.
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